Hay músicos y bailarines consultados que sostienen que toda la música es bailable. ¿Lo es?

¿Qué es lo que hace que una música sea bailable? La claridad con que se percibe su ritmo –nosotros le decimos compás-, ya sea por la fuerza de la marcación rítmica que presente la música en sí, como por la sensibilidad del bailarín. “Al encontrar más instrumentos pulsando una misma nota el ritmo se siente más fuerte”. Es muy cierto que la regularidad del ritmo es uno de los recursos que facilitan su identificación por parte del bailarín. Algo de esto supieron D´Arienzo, Biagi, Canaro entre otros.

¿Qué es estar fuera de tiempo, fuera de ritmo o compás? - En principio, no pisar cuando suenan las notas acentuadas del ritmo. Más profundo:

no usar los elementos que la música ofrece o usarlos mal. No hace falta ser un experto en música, sino abrir tu sensibilidad a lo que estás escuchando. El elemento más fácil es el ritmo, pero no es todo: hay un montón de sonidos y recursos musicales que también suenan buscando embellecer la canción y conformado un estilo de interpretación: normalmente es la melodía.

¿Hay que seguir algún instrumento en particular para bailar en música? En primer lugar hay que seguir el ritmo o compás que, en una orquesta de tango, dan el contrabajo y la mano izquierda del piano; pero mejor es extender la sensibilidad a la melodía buscando qué es lo que está mandando en ese momento musical.

Dice Michael Lavocah que escuchar música es una facultad que podemos desarrollar. El escuchar atentamente cambia inmediatamente nuestra experiencia, haciéndola más rica, y creando una relación con la música. Si sos un bailarín, vos bailás lo que oís, y entonces lo que bailás de inmediato comenzará a cambiar también, sin que tengas que aprender ningún paso nuevo.

Elementos que componen la música bailable

La música bailable puede decirse que está compuesta de cuatro elementos: compas, ritmo, melodía, y letra que es optativa. El primer paso para desarrollar nuestra facultad de escuchar consiste en aprender a oír estos cuatro elementos. Ellos forman las habilidades para escuchar y bailar siguiendo el compás, el ritmo, la melodía, y la letra.

Compás y ritmo no son lo mismo. Por compás entendemos el pulso regular de la música. El compás es un fenómeno natural, físico, como el pulso del corazón, o la cadencia al caminar o respirar. Los pulsos no son todos iguales y cada orquesta lo toca según su estilo. Un primer intento de separar y sentir estas calidades sería el de clasificarlas como polos antagónicos: duros o suaves, fuertes o débiles, cortantes y picados (staccato) o redondeados y homogéneos (legato). El compás de D'Arienzo es staccato, un modo que alcanza su cima con Biaggi (ej.: el compás extremo de “Racing Club”); mientras que el compás de Caló es suave y blando (“Al compás del corazón (Late un corazón)”). Troilo es más elaborado, moviéndose entre el staccato y el legato (“Milongueando en el cuarenta”, 1941).

El compás y el ritmo están conectados y es difícil encontrar un tango que sea puro compás, sin variación rítmica, hay uno: “Nueve de julio” por Juan D'Arienzo. El ritmo, a diferencia del pulso, refiere al patrón cambiante de los pulsos. Un ejemplo clásico es el comienzo de, otra vez, “Milongueando en el cuarenta” grabado por Aníbal Troilo en 1941, con su revoltosa síncopa.

La melodía es lo que cantamos para nosotros, o para otros, cuando recordamos una canción. Las orquestas más románticas dan prioridad a la melodía por sobre el pulso y el ritmo. Esto es algo que notamos en las últimas grabaciones de Di Sarli. Para un ejemplo de lo anterior, escuchá la grabación de 1942 por Lucio Demare de “Malena”, su propia composición. La línea melódica es vigorosa y clara y, por lo tanto, fácil de seguir.

Las orquestas de tango mezclan y priorizan estos elementos de forma diferente, así es que éste es un modo de sentir a las orquestas y de distinguirlas.

¿Parece difícil? Si sos bailarín hecho ya, más o menos, lo experimentás. Si te estás asomando a la danza del tango o sos nuevito, estás ingresando a un mundo que no tiene vuelta atrás, te copa.